Cuentan que un hijo
le dijo a su padre que quería ser un líder, y le preguntó cómo podía lograrlo.
El padre le respondió que lo primero que tenía que hacer era estar consciente
de sus conductas. Que cada vez que sintiera que había hecho daño a una persona,
clavara un clavo en la cerca de su casa. El hijo aceptó el reto y empezó a
tomar mayor conciencia de sus actos.
Siguiendo el consejo
de su padre, comenzó a poner clavos con el martillo cada vez que hacía daño,
maltrataba a una persona o no la respetaba. Luego de un tiempo el hijo dejó de
poner clavos en la cerca, porque ya era consciente de sus actos y trataba bien
a las personas. Entonces preguntó a su padre: ¿y ahora qué hago? El padre le
respondió diciéndole que por cada acto de bien y servicio que realizase, saca
un clavo de la cerca. El hijo nuevamente aceptó el reto y empezó, poco a poco,
a sacar los clavos. Ya estaba despierto, era consciente y además se
dedicaba a ayudar a las personas. En poco tiempo logró sacar todos los clavos.
Contento, se acercó
donde su padre, quizá con un poco de soberbia y le dijo: ¡he terminado! ¡Logré
sacar todos los clavos! Finalmente he aprendido a ser una mejor persona, un
líder. Sin embargo, acto seguido lo asaltó una duda: ¿ahora qué haremos con
todos los huecos que dejaron los clavos en la cerca? El padre le respondió:
"no los toques. Están allí para recordarte siempre que en tu camino de
aprendizaje dejaste huella de dolor en la gente y que gracias a su entrega,
comprensión y colaboración ahora puedes ser la persona que eres".
El primer paso que
debe dar aquella persona que quiere ser líder es aprender a estar consciente,
pues éste es un elemento clave para lograr el liderazgo personal.
La historia termina
con la etapa más evolucionada del liderazgo interpersonal: el servicio a los
demás.
No podemos ser
líderes si no tenemos primero la capacidad de liderarnos a nosotros mismos.
El liderazgo personal
se logra cuando la persona emprende el camino trabajando su autoestima,
creatividad, visión, equilibrio y capacidad de aprender.
El liderazgo
interpersonal se logra posteriormente, cuando la persona domina la
comunicación, aprende a dirigirse a otros y a entregarles el poder, a trabajar
en equipo y a servir a sus seguidores.
El liderazgo es un
camino en espiral que va de dentro hacia fuera. Si una laguna que alimenta a un
río no es profunda, si tiene poca agua, el río no podrá irrigar los campos y no
se podrá sembrar ni cosechar. De la misma forma, si la persona no tiene primero
un nivel de profundidad interior, no podrá irrigar un liderazgo constructivo
y hacer crecer a las personas que la siguen.
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